ORIGEN DE LOS MEGAMUSICALES
En el post de hoy te voy a contar sobre los megamusicales, así que preparate un rico cafecito que te voy a contar de dónde salieron las grandes producciones que marcaron un antes y después en el mundo del teatro musical.
¿Qué son los megamusicales?
Son producciones enormes que maravillan a las audiencias con grandes despliegues tecnológicos y completamente cantados, donde el diseño de la escenografía, la coreografía y los efectos especiales son tan importantes como la música. Los megamusicales son muy románticos y sentimentales en su naturaleza, porque están creados para provocar fuertes emociones en los espectadores sin pretender demasiado de la audiencia, solo que se sienten a disfrutar. Entretenimiento puro.
El megamusical está entre los géneros más influyentes dentro del teatro musical del siglo XX. Los espectáculos pioneros de la década del ‘80 crearon asombrosos efectos para la audiencia teatral, y se convirtieron en una parte importante del arte de hacer musicales gracias a su influencia.
¿En qué consiste un megamusical?
El arquetipo del megamusical implica escenografías grandiosas con un gran énfasis en las coreografías y en los elementos visuales, como el vestuario y los props (elementos de utilería que contribuyen con la narración).
La fórmula de los megamusicales dice que los chicos buenos son siempre tenores, los chicos malos siempre cantan con crudeza, las melodías lindas son canciones de amor, y como no hay canciones esencialmente cómicas ni siquiera el idioma es una barrera. Esta fórmula ha convertido a los megamusicales en verdaderas atracciones turísticas, a las que no solo van los amantes del teatro sino también aquellos que nunca fueron antes pero que piensan que “no se los pueden perder” porque forman parte de la ciudad que visitan.
Otra cuestión que los megamusicales simplifican es el foco en un punto específico: en Les Misérables la pobreza es mala, en Cats perder la juventud es malo, en The Phantom of the Opera la fealdad es mala, y así sucesivamente. Si un megamusical no resume un punto en algo simple, le falta algo importante.
Un poco de historia previa
Hay aspectos del megamusical que demuestran la reinterpretación de la grand ópera francesa del siglo XIX. En ambos, el megamusical y la grand ópera francesa, cosas sorprendentes suceden en entornos imaginados.
Si hay una fuerza creativa central detrás del impulso de este género de finales del siglo XX, esa fuerza es nada más y nada menos que el productor Cameron Mackintosh. Su colaboración con Andrew Lloyd Webber en Cats en 1981 transformó el estilo del teatro musical. Su éxito al crear experiencias de teatro musical pueden verse en muchos de los espectáculos que definen el canon del megamusical.
La teatralidad en la visión de Mackintosh, quien tomó los componentes auditivos y visuales y creó algo más grande que la suma de sus partes, fue acompañada con una eficaz estrategia de marketing, definiendo lo que hace del megamusical una parte importante del teatro musical de hoy.
Los megamusicales y el mundo
Una de las características del megamusical es la internacionalidad. Los megamusicales no quedan en un solo país, sino que se expanden y conquistan el mundo. Eso se explica en las distintas producciones que se han hecho alrededor del planeta de los megamusicales más importantes como Les Misérables, The Phantom of the Opera, Miss Saigon y Cats, con traducciones a distintos idiomas para llegar a más gente.
Además, hay canciones de los megamusicales que han impactado incluso en la cultura popular, con temas como “One day more” como estandarte de la campaña electoral del partido Demócrata en EE.UU. en 1992, o “Empty Chairs and Empty Tables” como himno de las víctimas de Sida.
¿Todos los megamusicales son iguales?
No, hay dos tipos de megamusicales. Están los enfocados en asuntos sociales y aquellos que profundizan en la sanación o catarsis personal de sus protagonistas. Los asuntos sociales han sido tratados en los musicales de la dupla Schönberg-Boublil, los franceses detrás de producciones como Les Misérables, Martin Guerre, Miss Saigon y The Pirate Queen. Por otra parte, los aspectos personales fueron tratados en los musicales de Andrew Lloyd Webber, el inglés detrás de The Phantom of the Opera, Sunset Boulevard, Cats, Starlight Express y Jesus Christ Superstar.
Andrew Lloyd Webber
Este señor es uno de los personajes clave en el desarrollo de estos megamusicales. Su visión musical es tanto teatral como operística, y su enfoque imaginativo es rejuvenecedor y revisionista. Consciente de las posibilidades visuales y del potencial de la tecnología para sumar a sus historias, Lloyd Webber siempre fue estratégico al elegir equipos de trabajo. Se rodeó de letristas, diseñadores y directores que lo ayudaron a llevar al máximo las posibilidades de sus creaciones musicales, porque según él “no importa el tema, sino el tratamiento que se le da”.
En otro post voy a profundizar en los musicales de ALW y en las categorías a las que pertenecen, ya que hay muchos paralelismos y el análisis de cada uno es muy rico, pero acá quiero hacer foco en los megamusicales y no en el compositor detrás de muchos de ellos.
¿Cuándo nacieron los megamusicales?
Los megamusicales vieron marcado su inicio con Cats, de Andrew Lloyd Webber, en 1980. Él armó equipo con el director artístico de la Royal Shakespeare Company para convertir el libro de poemas de T.S. Eliot llamado “Old Possum’s Book of Practical Cats” en un musical.
En este musical, un grupo de gatos se encuentran en un callejón y después de que cada uno cuenta su historia, uno de ellos podrá ascender al cielo de los gatos. La música de este musical estuvo basada en ritmos pop con una mezcla de vaudeville y ópera, y todas las letras son de T.S. Eliot con excepción de la canción “Memories”, hecha especialmente para un personaje creado para esta obra: Grizabella, personificada en su debut por Elaine Paige.
Lo complejo de Cats es que es un musical inclasificable, podríamos decir que es un musical revue porque incluye una seguidilla de escenas que combinan música, danza y sketches, pero en sí es complejo ponerlo en una casilla como drama, comedia, o lo que fuere. Lo bueno de Cats (y algo que contribuyó con su crecimiento) es que se trata de un musical para todo público y, por ende, apto para llevar a los niños.
El marketing no es algo de este siglo
Lo más revolucionario de Cats, que luego se llevó a cabo en muchos megamusicales, fue la estrategia de marketing detrás. Hasta ese momento, el merchandising consistía solo en remeras, programas y la música, pero con Cats todo cambió y los ojos gatunos empezaron a estar presentes en todos lados: tazas, cajas de música, figurines, libros, tarjetas de felicitación, gorros, camperas, decoración navideña, latas, muñecos, cajas de fósforos, paraguas, llaveros, pins, remeras, lo-que-de.
Pero eso no fue todo, Cats se expandió y conquistó el mundo. Se hicieron producciones en muchos países, Argentina incluida, y eso lo hizo aún más grande. El marketing se sumó a las distintas adaptaciones, y así es como hay merchandising para todos los gustos en cada idioma en el que se hizo este musical.
¿Y todos fueron éxitos después?
No precisamente. En 1983 se estrenó Blood Brothers, un musical que contaba la historia de dos hermanos separados porque a uno lo dieron en adopción, que se hacen amigos en el colegio y uno tiene un destino mejor que el otro. Pero el espectáculo consistía en personajes que explicaban quienes eran, en vez de mostrarlo. Esto le costó la vida, y la producción duró solo 6 meses en el West End.
Otro fracaso fue Carrie, musical basado en el libro de Stephen King. Se estrenó en Inglaterra en 1988 de la mano del director y productor Terry Hands. La idea era contar la historia de Carrie como megamusical, pero la inexperiencia del equipo creador solo logró escenas memorables entre madre e hija, pero no consistencia general con el resto del elenco. Mientras las escenas familiares eran potentes y cargadas de emoción, todas las relacionadas con los compañeros de colegio de Carrie parecían pertenecer a otro musical, por lo que las críticas no fueron buenas. Lo revisaron poco, lo volvieron a estrenar (ahora en Broadway) pero no lograron el efecto deseado. Lo que debía dar miedo causaba risa, y el musical quedó en la memoria de aquellos no aficionados al teatro que fueron quienes realmente lo disfrutaron, pero para los amantes del musical la experiencia fue un fiasco.
Pero volvamos a los éxitos
La moda del megamusical europeo tomó velocidad -literal- con Starlight Express de la figurita repetida de este artículo: Andrew Lloyd Webber. Estrenado en 1984, no tenía una trama específica (al igual que Cats) sino que eran 2 horas de pura velocidad, espectáculo y energía. Los actores representaban trenes que competían para ganar la carrera de la “luz al final del túnel”.
Otro éxito fue Miss Saigon, de Scröenberg y Boublil, que se estrenó en 1989 en Londres y causó sensación en el público. Este musical, basado en la ópera Madame Butterfly, tuvo a Lea Salonga y a Jonathan Pryce como protagonistas, y los efectos especiales no escatimaron en nada. ¡Hasta había un helicóptero que bajaba y subía en escena!
Todo concluye al fin
Los megamusicales que conocemos hoy en día son aquellos gestados en los ‘80, aunque el nuevo milenio trajo nuevos ejemplos como Wicked al mundo del teatro musical.
Si bien Disney agarró la posta con producciones asombrosas como The Beauty and the Beast y The Lion King, la gente ya quería ver producciones un poco más livianas y no tan cargadas de dramatismo como lo que caracterizaba a esos megamusicales que te conté antes. Eso sí, ¿qué pasa si Disney y Cameron Mackintosh tienen un bebé? Nace Mary Poppins, y en diciembre de 2004 ese bebé nació. Actualmente está en cartel de Londres, aunque la pandemia lo frenó todo pero igual podes verla cuando todo esto pase.
Las fuentes para este artículo fueron los libros: “Musical Theatre, a history” y “The Cambridge Companion to the Musical”.
Por Aya.