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Moje holka, moje holka (Mi niña, niña mía)

 

En una luciérnaga casi el 100% de su energía se emite como luz. Para algunos esa luz es curiosidad, para otros es esperanza. 

 

 

Moje holka, moje holka cuenta en paralelo la historia de dos mujeres en dos épocas distintas que sin saberlo están conectadas. Una es una actriz judía que es enviada a un campo de concentración nazi, la otra es una joven entomóloga que se dedica a estudiar insectos. Ambas están unidas por la luz, pero también por su propia oscuridad.

 

Cuando estudiamos la Segunda Guerra Mundial nos horrorizamos con el maltrato recibido por los judíos por parte de ejército nazi, pero leer no es lo mismo que sentir. En Moje holka, moje holka se muestra de una forma sutil y poética, aunque no por eso menos traumática, las miserias de los campos de concentración, las mentiras de la propaganda política, y la vida atravesada por la maldad de otros y la bondad de algunos. Esta obra no se trata solo de ver, sino también de sentir, de empatizar.

 

La actriz judía nos agarra de la mano y nos lleva en un viaje en el que la vemos vivir todo el proceso, desde la negación hasta la resignación. El camino en el que ella lo pierde todo, menos la esperanza. Una esperanza en forma de luciérnaga que la lleva a resistir junto a la marca de una mujer cuya bondad le da fe a través de una palabra, odolat, que significa justamente eso: resistir (en checo). 

 

En la otra cara está la joven entomóloga a quien la identidad se le desdibuja a raíz de una tragedia que, a pesar de la confusión inicial, la impulsa a cuestionarse quién es en realidad. La vemos enfrentar sus miedos, vivir en su universo y atravesar un continente para entender de dónde viene, cuál es su origen y a descubrir por qué las luciérnagas no solo dan luz, sino que también son transmisoras de esperanza.

 

El hecho histórico que atraviesa la obra podría formar parte de los libros, pero lamentablemente hoy es una realidad tan cruel y devastadora como aquella vivida a mediados del siglo XX. ¿Es que acaso la humanidad no aprendió nada? ¿Tenemos que seguir viendo niños huir en trenes y familias separarse por el odio de unos pocos?

 

Hoy más que nunca, historias como la de Moje holka, moje holka nos ayudan a entender la otra cara de las guerras, esa que no vemos en televisión pero que viven cientos de miles de familias en Ucrania, Afganistán, Siria, Yemen, Etiopía, Israel y Palestina, Haití y Myanmar, entre tantos otros conflictos anónimos. Detrás de cada guerra hay gente que sufre, que muere, que lo pierde todo… hasta la dignidad. Pero también hay gente con resiliencia y esperanza, dispuesta a resistir para que algún día la historia ya no vuelva a repetirse.

 

La obra está escrita por Amaranta Osorio e Itziar Pascual y la dirección y puesta en escena está a cargo de Alejandro Casavalles, quien hizo un trabajo exquisito con el espacio y los recursos escénicos, dotando de belleza hasta los momentos más crueles. Las protagonistas son Alma Buffay y Marianella Zappelli, quienes transmiten una sensibilidad conmovedora con sus personajes y permiten que por unos minutos los espectadores seamos testigos de un pedacito de sus vidas. 

 

Podés ver Moje holka, moje holka (Mi niña, niña mía) en el teatro El Extranjero los domingos a las 16:30 hasta el 27 de marzo.

 

Comprá tu entrada acá: http://www.alternativateatral.com/obra75426-moje-holka-moje-holka-mi-nina-nina-mia 

 

Por Ayalén Báez.