“Uno termina haciendo teatro para la gente de teatro” 🗣️
Entrevista con Lucas Krutnik, director y autor de “El líder parvo”.
Por Ángel Agustín.
Lucas K es dramaturgo de "El Líder Parvo" (2023); del monólogo “Eso”, seleccionado en el Concurso Nacional de Dramaturgia 10.### caracteres” (2021); del libro “(te)Amo porque existir (me)duele menos” (2021), recopilación epistolar y poética autopublicada. Como escritor cuenta con obras teatrales, monólogos, novelas, cuentos y poemas no publicados.
En un plácido estanque dentro de la ciudad, la parvada se pregunta: ¿Dónde están los humanos?
Situado en los primeros días de la cuarentena, este grupo de patos que vivía en relativa armonía, se enfrenta al factor desencadenante de la ausencia humana.
¿Qué significa esta obra para vos (El Líder Parvo)?
LK: Significa el principio de mi carrera artística autogestiva, es la primera obra en la que me lanzo a escribir, juntar un grupo, montarla y estrenarla.
Fue un camino complicado al principio, tuvimos algunos problemas técnicos en cuanto escenografía y vestuario.
En un comienzó el estipulamos estrenarla el año pasado. Pero decidimos concretar definitivamente para este año (2023).
Por lo que sostengo que este proyecto es el comienzo de algo.
¿Es la primera obra que escribiste?
LK: No. Tengo varias obras escritas. Pero esta fue la primera obra que escribo de manera individual como dramaturgo.
Anteriormente había colaborado en proyectos de escritura compartida.
¿Tiene algo en particular esta obra en su contenido intelectual por lo que decidiste exponerla ahora?
LK: La obra está atravesada por la cuarentena, pero desde un lugar periférico, por qué habla un poco de los efectos colaterales que produjo la pandemia en todo el mundo.
En este caso, a un grupo de patos que viven en un estanque artificial, que de un dia a otro quedaron desprotegidos, ya que los humanos responsables de cuidarlos dejaron de ir.
No sé si hay una razón puntual para exponerla en este momento.
En parte fue el trabajo que logramos en equipo. Por otro lado, creo que tenemos mucha tela para cortar desde lo artístico.
Explorar el lenguaje escénico siendo humanos interpretando a patos, me pareció un lindo desafío para abordar.
¿Cuál es la recepción del público que hasta el momento vió la obra?
LK: Una opinión que se repite bastante es que la obra no se termina de entender bien.
Quizás yo fui un poco ambicioso en armar la dramaturgia de la obra que comprende una historia un tanto intrincada, con un pasado que se hace bastante presente durante la obra.
Un gobierno que dejó huellas en la vida de los patos.
Hay tragedias entreveradas. Es mucha información y para la gente que la ve en escena puede resultar un poco difícil de digerir.
No me interesa tanto que se entienda. Me interesa la experiencia.
Mencionaste que la política está de alguna manera involucrada dentro de tu composición.
¿Te autocensuras de alguna manera o te permitís total libertad a la hora de escribir?
LK: En rasgos generales no tengo mucho filtro. Así que trato de no limitarme con esas cosas. Fue algo que aprendí con el tiempo.
Entiendo que hacer arte requiere romper un poco con discursos morales, éticos e incluso políticos. Al fin y al cabo son todas dimensiones humanas que me parece que si uno lo contiene en el contexto adecuado, uno puede hablar de lo que quiera.
Detrás de cualquier expresión artística me parece que lo importante está en la forma.
¿Cuál es tu objetivo personal detrás de un proyecto?
LK: Desde lo personal me gusta mucho poner en tela de juicio cosas que a mi me mueven.
¿Qué es el amor? ¿Qué es la vida? ¿Qué es la muerte?
Me interesa porqué son cosas que nos atraviesan e interpelan a los humanos. Justamente por qué es eso, es humano. Me interesa que el espectador tenga un papel activo, no solo contar una historia divertida o triste. También que pueda generar una contradicción, un pensamiento…
Siendo tan reflexiva tu propuesta.
¿Cuál es el límite entre imponer un pensamiento y abrir el camino a la reflexión?
LK: Yo de por sí soy una persona muy transigente, me podes llegar a decir cosas que considero aberrantes, pero nunca te voy a llevar explícitamente la contra, nunca me interesó imponer una opinión a nadie o que mi opinión sea más valiosa que la de otros.
Por eso, en la escritura un recurso que utilizo es que los personajes sean quienes expresan esos discursos.
Los personajes pueden estar compartiendo algo con lo que yo estoy de acuerdo, como en lo que no.
A través de eso puedo generar el debate. No soy solo yo con mi opinión.
Trato de no cerrar las ideas, quiero que el espectador le de esa vuelta a la reflexión.
¿Qué tan complejo puede ser en este momento económico producir una obra?
LK: Hemos tenido la oportunidad de recibir un subsidio económico que fue apaciguando los gastos de la obra.
Yo sé que estoy en una ciudad con una gran oferta teatral, en su mayoría buena.
En Buenos Aires ocurre un fenómeno que la gente te va a ver por quien sos.
No sucede conmigo, soy una persona que está más bien en sus inicios.
Nos movilizamos mucho para convocar al público, desde pagar publicidad, invitar personalmente por WhatsApp. Pero si la convocatoria es difícil.
¿Apuntas a un público determinado?
LK: Un poco el mal de la gente que hace teatro independiente es que uno termina haciendo teatro para la gente de teatro.
Me gusta que esta obra la consuma gente de teatro, creo que puede hacerse una gran observación de todo el marco que acompaña la obra.
Pero si mi propuesta no logra interpelar al espectador “promedio” yo creo que ahí estoy fallando en algo.
Más allá de lo complejo, estoy apelando a lo humano, creo que cualquier ser humano puede sentirse identificado.
¿Cómo observas hoy la escena porteña?
LK: Según las obras que voy viendo, puedo notar que hay ciertas manifestaciones con cierta poética, pero bastante al hueso.
Hace poco vi una obra sobre el cáncer donde abordaban el tema desde cierta poesía pero sin ningún tipo de tapujos.
Hay como una cierta tendencia del posmodernismo como atacar sin filtro y sin tanta vuelta a la sensibilidad del espectador.