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Dos obras, dos puntos de vista del amor en el Espacio Callejón. 

 

Se puede decir que en este último tiempo me volví habitué del Espacio Callejón, no sé si serán sus ramas y hojas que te envuelven al entrar a la sala, el cálido café en donde podés esperar para ingresar o su excelente programación. Así que sin dudar esta semana hice un doblete y vi “Pasionaria” y “Suyay” 

Tampoco sé cómo termino viendo juntas obras que de alguna manera se conectan, la otra vez que fui al callejón vi dos obras relacionadas con lo familiar.  (El placer esta dando funciones los sábados a las 18.30hs en el Teatro Beckett si queres saber de que trata https://www.masmusical.com/blog/el_placer_e_imaginaria/)

En esta oportunidad se destaca que ambas obras hablan del amor y están protagonizadas por mujeres. 

Pero vamos al detalle:

 

Pasionaria

 

Voy a arrancar con lo más subjetivo, (aunque ya hablando de una crítica, es subjetivo siempre) pero quiero compartir lo que a mi (muy) personalmente me pasó con la obra, y es que me llevó por un viaje de emociones, llore mientras reí, reí a carcajadas mientras me caían lágrimas a borbotones, llanto con congoja y risa de nuevo. Y todavía no se si puedo explicar lógicamente el porqué de todo esto, solo se que la obra me sirvió para una de las funciones primordiales del teatro “La catarsis” sentirse identificado con lo que veo en escena y curar una parte mía al verme reflejada ahí. Salí de ahí con ganas de actuar en esa obra, con ganas de hacer mi propio monólogo hablando del amor (o del desamor), y que una obra produzca eso ya es un montón.

Pero dejo de hablar de mi… Me pongo un poco más “objetiva”:

 La obra habla de lo que pasa después del amor, de ese revoltijo, ese nudo, ese vacío que te queda adentro de la panza cuando algo que estaba ahí no está más. Y uno podría decir “hay miles de películas, miles de libros, miles de canciones que hablan de esto, ¿qué hay de nuevo acá?” y para mí la novedad es como está contado: no es simplemente una mujer hablando mal del ex, o pidiendo de volver o que lo vuelva a llamar, y miles de cosas que solemos hacer cuando nos separamos. No. Flor Dysel bajo la dirección y dramaturgia de Lucia Möller, nos cuentan una separación rodeada de recuerdos, específicamente, recuerdos de peluches infantiles, como si perder algo te remita automáticamente a esa primera pérdida de la infancia, a ese llanto con congoja e inexplicable, a esas palabras que no alcanzan a un razonamiento que quizá no es normal, pero es así, nos pasa, me pasa. Flor Dysel arranca escondida debajo de un montículo de peluches y muñecos de todos los tamaños, hablando por teléfono con su ex, y de ahí pasa a un sube y baja de emociones. Mis favoritos: el caretear que estas perfecta cuando estás tirada, sucia y despeinada, y el pedir por favor que te vuelvan a llamar porque si no “te morís”, te morís de amor.

 La escenografía es poca pero efectiva, un sillón, una mesa de luz, un armario y una cómoda con una radio que de vez en cuando reproduce algún clásico.

También confesar que llegué a esta obra pensando que era un monólogo, pero no lo es, y me sorprendió mucho ver salir a Aníbal Gulluni, oculto dentro de un armario, con una guitarra, interrumpiendo el pensamiento de la protagonista. Es un personaje que no sabes si está presente, si es parte de la imaginación de ella, si el ex lo escucha o si es un heladero o un delivery.  Pero tampoco importa saber bien quién es, no es transcendente, es un personaje que ayuda a contar la historia, que completa el ciclo de amor y desamor y que potencia al personaje principal. 

Lo último que tengo para agregar es que nunca vi un pedido de llamado tan real y sincero, tan descriptivo a lo que nos (me) pasa al querer que alguien por favor nos llame, por favor nos desee aunque sea un ratito más. El ser humano desnudo en su condición de amar y todo lo que hace uno/una para intentar olvidarse (o no) al último amor. Qué difícil es separarse. 

“Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio” 

 

ÚLTIMA FUNCION ESTE VIERNES A LAS 19HS

 

 

¡Sacas tu entrada por alternativa Teatral!

Ficha técnico artística

Dirección: Lucía Möller
Dramaturgia: Lucía Möller
Actuación: Flor Dyszel, Aníbal Gulluni
Iluminación: Mariano Diluch, Carolina Rolandi, Pedro Zambrelli
Sonido: Nicolás Méndez
Diseño: Clara Zuccarino
Fotografía: Clara Zuccarino
Asistencia de escenario: Matias Dinardo, Marina Saladino
Asistente de producción: Matias Dinardo
Asistencia de dirección: Mónica Paixao
Producción: Ariel Honigman, Ilona Szentivanyi
Supervisión: Daniel Veronese
Dirección de arte: Sol de San Bruno

 

 

Voy a hablar de la segunda obra a pesar de que ya se que en Capital Federal no tiene más funciones (por ahora) porque lamentablemente fui a la última. (¡Igual atención Viedma!)

 

 

SUYAY

 

Al escribir esta nota me costo decidir por dónde empezar, es que siento que la obra abarca muchas aristas con una simpleza que no se bien como comunicarla. Así que vamos a lo simple: lo primero que vi al entrar:

Una niña espera, sentada en un balcón, un espacio lleno de aserrín, con una pequeña construcción de madera, un cubo y un cuadrado de paja. Una luz cálida invade todo el espacio, y con esto yo ya entre en ese ambiente de campo, en alguna zona de nuestro país, con un sol y un calor penetrante. Y un poco de eso va la obra. Y uno imaginaría que la que espera es Suyay. Bueno, no.  La que nos cuenta la historia es Gringuita, la hija de los dueños del campo, que durante la siesta espera a Suyay la hija de la señora que trabaja para ellos, mientras tanto le cuenta a su caballo Luna, todo lo que le pasa por la cabeza, del calor, de sus papás, de la mama de Suyay, de la escuela, de las palabras y sus sílabas, de la vida en el campo, de lo que se puede hacer y de lo que no se puede hacer y de lo que significa para ella crecer y desear.

Con Suyay volví a ser una niña por 45 minutos, es increíble la actuación de  Agustina Groba, quien, con su cuerpo de mujer construye minuciosamente la corporalidad de una niña, acompañada por la hermosa dramaturgia y dirección de Pilar Ruiz, juntas nos hacen ver un mundo sostenido en el juego, y entre risas te metes, casi sin darte cuenta, en la realidad de esta nena, en todo lo que lo que realmente desea. 

Suyay también habla de la brecha racial, la protagonista se llama “Gringuita” y espera a “Suyay” nombre de origen quechua. A Gringuita le molesta que le digan que vino del barco cuando toda su familia nacida en esa tierra y esa mirada desde esa inocencia, ese amor y admiración, esa mirada como a una iguial de Gringuita hacia Suyay habla, para mí, de todo lo que nos queda por aprender, y de una unión que es necesaria desde hace muchos años. 

Y como mencioné antes, Suyay también habla del amor, de un amor a una amiga, de un amor a alguien que te gusta mucho, con la que queres pasar todas las horas del día, sin entender por qué. Ese vínculo hermoso e inseparable que creemos tener de niños, pero también ese amor inexplicable e inocente. “Si llueve le voy a preguntar si se quiere quedar en el establo, si dice que si voy a ser muy feliz pero si dice que no, la voy a dejar ir”  (Una frase que me quedó dando vueltas, no me acuerdo exactamente el texto pero la idea está)

La obra me dejó pensando mucho en torno al crecer, sobre todo siendo mujer y no, no me voy a morir por monstruar, pero alguna vez lo pensé. 

 

 

Ficha técnico artística

Dramaturgia y dirección: Pilar Ruiz

Actuación: Agustina Groba

Música original: Luciana Morelli

Producción ejecutiva: Poética Resiliencia

Asistencia de dirección: Julia Odelli Craig

Fotografía y video: Francisco Castro Pizzo

Diseño gráfico: @serhumanodibuja 

Prensa: Marisol Cambre

 

 

ATENCION VIEDMA, SUYAY FORMA PARTE DEL FESTIVAL “LA GAUCHESCA: DE LOS MALONES A LOS PIQUETES Y DE LA LITERATURA A LA ESCENA. TEATRO, LITERATURA Y EMPANADAS CRIOLLAS Y HACEN UNA FUNCION EL 24/10! ¡NO SE LA PIERDAN!

 

 

Por Aye Del Valle